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La gestión del tiempo para los desarrolladores es un verdadero desafío, algo que nos esforzamos constantemente por mejorar, pero que nos cuesta medir. Donde hay una necesidad, alguien intenta cubrirla, aunque rara vez de forma gratuita.

El dilema del desarrollador

Agile, lean, scrum , kanban… parecen componentes de “ The Seven ”, los antagonistas de “The Boys”. Desde fuera, parecen superhéroes que prometen resolver todos los problemas, pero como sabemos, algunos apenas logran resolver los suyos. En cambio, otros se convierten en pesadillas esquizofrénicas con reglas dictatoriales que terminan perjudicando a todo aquel que se cruza en su camino. Y eso es solo gestión de equipos.

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Cuando se trata de resolver los problemas de un desarrollador, además de la terapia, puedes leer cientos de libros que te enseñen cómo organizar tu vida con manuales con títulos extravagantes o mezclar las experiencias de madres que se quedan en casa con las de los CTO de Silicon Valley.

Pero eso es lo que nos fascina de estos manuales anglosajones, que a menudo también se copian aquí. Afortunadamente, un desarrollador europeo tiende a ser más cínico, a pesar de compartir problemas comunes.

La lucha contra las distracciones

Hoy en día, ninguna tarea se realiza sin interrupciones. Cualquiera que haya controlado el uso de su teléfono se estremece al leer los informes semanales de tiempo que pasa frente a la pantalla. Lo peor es que el tiempo que pasa frente al teléfono se multiplica por el tiempo que tarda el cerebro en volver a lo que estaba haciendo antes de publicar la foto del gato del vecino. Los neurocientíficos calculan que el tiempo de recuperación es de unos 30 minutos. Y eso sin contar la calidad del trabajo, que se resiente significativamente cuando se interrumpe constantemente.

Si eres como yo y pasas unas tres horas al día con el teléfono, tu culpa es directamente proporcional a la montaña de trabajo que se acumula . Por lo general, reacciono con medidas drásticas, como eliminar todas las aplicaciones sociales de mi teléfono (excepto LinkedIn, que «necesito» para trabajar), reactivar la aplicación Pomodoro para bloquear sitios que distraigan durante sesiones de trabajo concentradas y maldecir las llamadas de spam. Incluso tengo una foto de Cal Newport en mi escritorio como recordatorio.

Una vez que me calmo, trato de hacer las cosas bien y repaso mis notas sobre cómo limpiar el desorden. Naturalmente, Cal, mirándome desde mi escritorio, me recuerda sus principios de “trabajo profundo”: trabajar en un estado de concentración sin distracciones para maximizar la productividad.

Cal, que vive sin redes sociales y por eso escribe libros como si no hubiera un mañana, lo resume todo en cuatro reglas:

  1. Trabaje profundamente: Newport ofrece estrategias para desarrollar hábitos de trabajo profundos, como reservar bloques de tiempo específicos y crear un entorno libre de distracciones.
  2. Acepta el aburrimiento: entrena tu mente para resistir las distracciones y tolerar el aburrimiento, mejorando tu capacidad de concentración.
  3. Deje las redes sociales: reduzca o elimine el uso de las redes sociales para minimizar las distracciones y maximizar el tiempo de trabajo.
  4. Minimiza el trabajo superficial: reduce el tiempo dedicado a actividades que no contribuyan significativamente a tus objetivos profesionales.

Gestión del tiempo y prioridades

Así que, adiós a las aplicaciones sociales, las notificaciones, los controles de correo electrónico cada 30 minutos y los cortes implacables de llamadas innecesarias. En la oficina, sé el primero en tomar el café y rechaza a todos los demás; tu hígado te lo agradecerá. Si trabajas desde casa, ahuyenta a tu cónyuge y cierra la nevera con llave.

Si estás aburrido, puedes ver viejos partidos de la selección nacional o leer anuncios de condominios; cualquier cosa hará que un video de entrenamiento en YouTube se parezca a «Rápido y Furioso».

La Matriz Franklin

La famosa matriz de Franklin ayuda a priorizar las tareas. Cillian Murphy podría demostrar los cuatro cuadrantes con diferentes estados de ánimo:

  • Cuadrante 1: Urgente e importante
    Se requiere atención inmediata, crucial para objetivos a corto y largo plazo.
    Ejemplos: crisis, plazos inminentes, problemas de salud.
  • Cuadrante 2: No urgente pero importante
    Tareas fundamentales a largo plazo que no requieren atención inmediata.
    Ejemplos: planificación estratégica, desarrollo personal y proyectos a largo plazo.
  • Cuadrante 3:
    Distracciones urgentes pero no importantes que requieren atención inmediata pero que no contribuyen a los objetivos a largo plazo.
    Ejemplos: llamadas no esenciales y reuniones improductivas.
  • Cuadrante 4: No urgente ni importante
    . Distracciones puras que hacen perder el tiempo.
    Ejemplos: navegar sin pensar en las redes sociales, mirar televisión y pasatiempos improductivos.

Una vez que las tareas principales están ordenadas en el cuadrante correcto, otro libro viene al rescate: To-Do List Formula: A Stress-Free Guide To Creating To-Do Lists That Work!

Cómo hacer que las listas de tareas funcionen

La clave para una lista de tareas eficaz es limitarla a entre 5 y 9 acciones. Demasiadas tareas pueden generar estrés y ansiedad, los enemigos jurados de la productividad. Haz tu lista el día anterior, escríbela a mano y sé realista y específica.

Mantenerse concentrado

He utilizado la técnica Pomodoro con tanta frecuencia que podría empezar una fábrica de conservas virtual , pero no me funciona. Prefiero el estado de flujo: inmersión total sin límites de tiempo. Los IDE modernos con complementos integrados ayudan a agilizar las tareas, lo que me mantiene concentrado. El trabajo remoto en una habitación tranquila con solo mis patitos de goma como compañía es ideal.

Reflexiones finales

Si no quieres oír el teléfono sonando en tu cabeza, como en la clásica canción de Joe Jackson interpretada por Anthrax, necesitas organizarte de forma eficaz. Cada uno de nosotros tiene sus propias prioridades y preferencias, pero la clave es medir y refinar nuestras prácticas diarias.

Hay una inmensa satisfacción en hojear un cuaderno lleno de listas de tareas pendientes completadas, excepto cuando te das cuenta de que olvidaste enviar esa propuesta que te cambiaría la vida hace seis meses…

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